Alguna vez habremos de recorrer las ramas de todos los
árboles para sentirnos naturales, verdes, con las raíces echadas, con las hojas
sueltas y nuevos brotes que nos hagan reír. Permíteme tener copas frondosas
para que los pájaros aniden, para ser fresca como las mañanas húmedas. Quiero
beberme el agua toda, sentir la tierra en mis pies y mirar a la distancia con
la tranquilidad de la contemplación absoluta, sublime, del ser que no es más.
martes, 12 de junio de 2012
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